El corredor y el frío

*Rodando por La Barranca un Enero cualquiera.
«Con la llegada de los primeros fríos, rebaños y pastores transhumantes bajan de los altos pastos a las llanuras para alcanzar sus invernales. Los animales salvajes, en lo alto, van cambiando el pelaje por otro más denso y abrigado…» Aún me parece oir a Félix R. de la Fuente.

Así tambien, cuando el grajo vuela bajo, es que toca ya cambiar las carreras de monte por las de asfalto. Los bajoceros mesetarios los llevo asociados al zapatear por calles y carreteras. Los dorsales al pecho de esta temporada, casi siempre en la capital. Las distancias, las clásicas 10k y media maratón.

Las sensaciones, radicalmente distintas que correr por el monte, claro. Pero tambien llego a disfrutar ese ritmo uniforme del piso artificial. Entrenos bajo la lluvia, el golpe del cierzo en la cara, orejas y manos heladas. Días rodando largo y tranquilo, días a ritmo alto, pero siempre el tap-tap de las zapatillas sonando un paso tras otro, y otro.

*Gebre gozando de la lluvia de Enero. (Media maratón Getafe 09).

¿Las carreras callejeras del invierno? Placer sadomaso: Madrugones gélidos como prólogo a latidos desbocados y sangre en la boca, dale que dale. A veces la eternidad dura cuarenta y tantos minutos. Otras, se alarga durante hora y media o así.

Por este camino, el invierno pasado galopamos entre diciembre y febrero por los 10k de Akiles, Sansilvestre vallecana, Trofeo Paris y Usera. Como media maratón, la clásica pingüina de Getafe un año más.
La nota exótica 2009 fue ponernos una maratón como fin de fiesta de «febrerillo el loco»: En este caso, para cobijarse un poco del frío nos fuimos a correr la Marasevi. La variedad y el gusto, dicen.

*Wild en el inolvidable Trofeo Paris 09: 1oK sobre nieve en pleno Madrid .

Pues al frío vamos ya, de cabeza: Un año más nos acompañan los cielos oscuros, guantes, buff, mallas largas y resto de aperos. Apuntado en firme al Akiles 09, la Sansilvestre vallecana 09 y al propio Trofeo Paris 2010. La media de Getafe tambien en cuanto me dejen, claro.

Y desde las rebatiñas callejeras, mirando siempre de reojo a lo alto para echarse alguna carrerita por el monte cuando el invierno da cuartel. Conociendo bien bien las sendas, y yendo adecuadamente forrado, esos trotes por senderos nevados pueden ser algunos de los mejores momentos que saborear luego en la memoria. De té en té -o de orujo en orujo- mirando a la chimenea.
Ah! Y la carrera de Navidad de Cercedilla, visita obligada, un año más. Aquí teneis toda la info disponible de momento para la edición 2009 de la misma.

¡Al frío!