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BTT NAVARRA: PRESENTACION EREMUA, ESTACIÓN BIKE & TRAIL EN PIRINEO NAVARRA . CRÓNICA PERSONAL POR MAMBRÚ LÓPEZ

Posted by mayayo oxigeno on 3 octubre, 2018 in btt, btt 2018, btt navarra, btt pirineos, ciclismo, EREMUA, Otros | 1 Comment

El Pirineo Navarro estreno este fin de semana EREMUA. Se trata de la primera Estación de Mountain Bike y Trail de Navarra situada en el Valle de Esteribar, un rincón privilegiado, apenas a 25km de Pamplona, que ofrece cimas como el Adi o el Saioa rodeadas por grandes hayedos donde surcar senderos clásicos como el Camino de Santiago Navarro o las pruebas deportivas de Roncesvalles Zubiri y Nafarroa Extrem.

Más de 120 deportistas compartimos charla y salidas para correr o pedalear por estos bosques con los tricampeones del mundo de Trail Luis Alberto Hernando y Daniel Osanz junto a guías locales de alto nivel como Erkuden Almagro, Beñat Seminario y Aitor Iraizoz. Arrancamos con un breve video testimonial por Mambrú López y vamos con su crónica personal a continuación.

VOLVERÉ…

Volveré a sus bosques encantados, volveré por su gastronomía, por la buena gente que te recibe como amigos de toda la vida, por su olor, por sus paisajes, sus colores…

Este pasado fin de semana hemos tenido la oportunidad de visitar El Valle de Esteribar, un rincón paradisiaco para los amantes del deporte muy cerquita de Pamplona, apenas 25 kms.

Fuimos invitados para cubrir la presentación de Eremua, un proyecto de mucha ambición para dar a conocer este valle, sus pueblos, sus atractivos y por supuesto su oferta deportiva de trail y btt. Aunque ya se oyen voces para ampliarlo a más disciplinas como la orientación, los raids…

Desde el momento que te adentras en el valle ya se huele la tranquilidad de sus caminos y sus montes, su capital, Zubiri, es un pueblo pequeño y modesto a la vez que cómodo y de vanguardia ya que posee unas instalaciones deportivas extraordinarias y es paso obligado para los miles de peregrinos de camino al jubileo.

Llegamos a Eugui, un pueblo muy pequeño a la orilla de un embalse rodeado por montes de hayedos. Nuestra parada: Hostal Quinto Real donde nos recibió el propio dueño, Fernando Goñi, ex campeón mundial de pelota vasca, un tío sencillo a pesar de ser una gran leyenda, (debe ser normal para esa gente de la zona igual que le pasa a un vecino del pueblo de al lado llamado Indurain). El apretón de manos fue bastante intenso… jeje.

La presentación empezaba más tarde y nos fuimos de “turisteo “ a la antigua fábrica de armas de Eugui, unas ruinas asombrosas en mitad del bosque que parece sacado de un cuento de Andersen.

A la vuelta comenzó la charla con gente muy importante del mundo del deporte como Luis Alberto Hernando, Daniel Osanz, Beñat, Aitor… y personalidades políticas de la zona y otras instituciones.
Se habló largo y tendido de un proyecto que seguro triunfará porque tiene el apoyo de todos los vecinos, asociaciones e instituciones . La presentación fue rematada con un vídeo presentación que hizo las delicias de los que estábamos allí y que animaba a coger la bici desde ese momento.

Al día siguiente era el momento. Empezó a llegar gente por todos lados como cuando sacas los donettes. Nos juntamos casi 30 personas para la actividad de trail y más de 90 para btt.

Los que íbamos en bici nos separamos en 9 grupos y tuve la suerte de ir con los “machacas”. Enseguida hice buenas migas con Eneko, Dani, Ander , Javi, Pablo, Edu…

Haríamos dos rutas de las ya señalizadas, la primera se llamaba “Nafarr Whystler” en honor a la archiconocida estación de Mountain Bike de Canadá. Con ese nombre sabía que no iba a defraudarme, tras una subida intensa que no se hizo nada larga porque estaba deseando probar esa bajada.

Comenzamos a bajar y me situé el último, no sabía cómo bajaban estas máquinas que llevaba por compañeros. Enseguida me sentí tranquilo, el sendero estaba perfectamente balizado y la trazada era clara y limpia… una gozada deslizarte entre sus hayas, castaños, tejos y serbales milenarios. Eneko “la matxine “ paraba de vez en cuando para reagruparnos, y tras 15 minutos de una bajada preciosa y “tranquila” llegamos abajo donde nos esperaban Pablo y Ander que iban un poquito más rápido.

Enlazamos con la segunda subida enseguida, justo enfrente de la cantera del valle hay un pequeño aparcamiento donde sale una pista hacia una pequeña ermita y los famosos miradores, pero nosotros subimos por “La serpiente” una vereda que comienza también en el aparcamiento junto a la carretera que lleva a Francia. Empezamos a subir en zigzag y lo primero que me encuentro y que me llama la atención es un castaño gigante de más de metro y medio de diámetro, me tuve que parar a observarle, jeje.

La subida fue toda igual durante una hora, principalmente entre hayas, una subida muy cómoda que no se hizo pesada en absoluto, charlando y diciendo chorradas todo el rato, anonadados de tanta belleza de los paisajes.

Cuando llegamos a los miradores repostamos energías y nos lanzamos por la senda que se llama “King Cobra”, me puse el cuarto, detrás de Eneko, Ander y Pablo, pese a doblarles la edad pude más o menos aguantar su ritmo y disfrutar de esa maravillosa bajada, aunque mucho más técnica que la anterior, con saltos y requiebros, peraltes y muchas zonas técnicas.

Abajo del todo esperaba otra sorpresa. Habíamos alcanzado la orilla del pantano que hacía 20 minutos se veía súper lejana. Una vista espectacular. Rodeamos el pantano y volvimos al punto de partida, sin duda una experiencia increíble.

Al llegar al hostal Quinto Real Fernando nos tenía preparado un ágape de aúpa, tortillas, embutidos, quesos, vinito de la zona… pudimos charlar abiertamente entre todos de las batallitas, de la experiencia, seguir conociendo gente… sin duda un día genial en el que nos acompañó una meteorología inmejorable.

Eremua es más que montar en bici, es una experiencia en todos los sentidos.

Al día siguiente Mayayo y yo nos fuimos otra vez a dar una vuelta con las bicis, no podíamos marcharnos sin aprovechar un poquito más los encantos del Valle de Esteribar. Descubrimos otras veredas que cumplían igual de bien todos los requisitos que tenían las dos del día anterior y las gozamos antes de despedirnos.

Como conclusión creo que no hace falta nada más que una palabra…

¡¡VOLVERÉ!!